Capítulo 16
Rafael realmente perdió la paciencia tras recibir mi tercer bofetada. Furioso, flexionó el codo y lanzó un golpe hacia atrás, descargando toda su ira contra quien lo sostenía por la muñeca.
Sin embargo, el grito de dolor que esperaba no ocurrió. En cambio, fue Rafael quien terminó con ambos brazos inmovilizados detrás de su espalda por un movimiento ágil.
—¿Qué...?
Rafael giró la cabeza con los ojos entrecerrados, su mirada era aguda y cargada de una intensidad letal.
Cuando giró la cabeza y vio quién estaba detrás de él, su expresión cambió drásticamente: —¿Sergio?
Sergio lo observó con frialdad, su mirada gélida: —No hagas escándalos en el hospital. Todos están mirando.
Rafael apretó los labios con frustración, y con un tirón brusco intentó liberar sus brazos. Sergio, notando el gesto, lo soltó sin resistencia.
—¡Rafael!
Justo en ese momento, al oír el alboroto afuera, Diego salió corriendo con los ojos enrojecidos de ira y, con un grito, se lanzó hacia Rafael.
Carlos,

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