Capítulo 20
Sergio perdió la paciencia y habló con un tono seco: —¡Ya váyanse, váyanse!
Esperé a escuchar cómo los pasos se alejaban antes de retroceder, sintiendo cómo el calor subía a mi rostro. Era como si quisiera que la tierra me tragara.
Después de todo, yo aún era la legítima señora Flores. La que debería esconderse era Sofía, la tercera en discordia.
Aunque no quería ver a esa pareja de hipócritas, debía admitir que mi reacción había sido torpe.
—Perdón, Sergio —dije con el rostro encendido.— Es que no quería verlos, y, sin pensarlo, me escondí.
—No pasa nada —respondió Sergio con una leve risa, y luego agregó con un tono cargado de intención.— Esta vez los dejaremos pasar. La próxima, les daremos una lección.
.—..
Me quedé en silencio, sorprendida por sus palabras, hasta que entendí a qué se refería: el día en que le di tres bofetadas a Rafael.
—Mañana te asignaré un abogado. Él se encargará de todo lo relacionado con el divorcio.
—Gracias, Sergio.
—Vamos, te llevo a casa

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