Capítulo 56
Asentí con la cabeza: —Sí, voy para allá ahora mismo.
Sin embargo, cuando encontré a Sergio, antes de que pudiera decir algo, su mirada se fijó de inmediato en el rasguño de mi mano: —¿Qué te pasó en la mano?
—No es nada, solo un pequeño corte accidental.
Sergio frunció ligeramente el ceño: —Espera aquí, iré a comprarte algo para curarte.
—No es necesario...
—Espera —Fue una orden que no admitía réplica.
Resignada, asentí y esperé.
No pasó mucho tiempo antes de que Sergio regresara con una gran bolsa llena de medicamentos.
Con cuidado, limpió la herida y luego la envolvió con una venda, finalizando con una instrucción preocupada: —Mantén la herida alejada del agua durante tres días.
—Entendido.
—Vamos, te llevaré a casa.
Pronto, el auto se detuvo frente a mi edificio.
—Gracias por traerme a casa, Sergio.
—No tienes que ser tan formal conmigo... —Sergio sonrió con complicidad y, casi sin pensar, soltó—: ¿Qué vas a cenar?
—Hay comida en el refrigerador, haré algo sencillo.
—¿Vas a cocin

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