Capítulo 12
Al fin y al cabo, la muerte de Elena estaba relacionada con todos ellos, nadie podía desligarse de esa responsabilidad.
La puerta principal de la villa se cerró lentamente y la silueta de Román desapareció por completo ante los ojos de Orlando.
Al noveno día de la muerte de Elena, Orlando por fin rompió en un llanto desgarrador.
Su voz estaba cargada de desesperación y remordimiento.
Pero ya era demasiado tarde. Su hermana, su ser más querido, jamás volvería.
El ambiente opresivo en la casa de los Vargas no se alivió en lo más mínimo, aunque la lluvia hubiera cesado.
Cada sirviente se volvió aún más cauteloso, temiendo cometer algún error que pudiera enfurecerlo.
Lucia se detuvo frente a la habitación de Elena, mordiéndose los labios mientras miraba al mayordomo que tenía delante.
—¿Orlando sigue sin querer ver a nadie?
El mayordomo asintió con dificultad, visiblemente incómodo.
Desde que realmente aceptó la muerte de Elena, Orlando se había encerrado en la habitación de ella y no quer

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