Capítulo 14

Una imagen borrosa y fragmentada cruzó su mente sin previo aviso. Luces de un auto, un dolor agudo, una voz femenina temblorosa que lo llamaba entre sollozos, y unas manos cálidas, temblando mientras presionaban con fuerza su herida. Esa voz, ¿no sonaba diferente al tono dulce y afectado que solía usar Antonella? Nicolás se quedó inmóvil. ¿Por qué de pronto había pensado en eso? Antonella, notando su momento de duda, creyó ver una amenaza y comenzó a llorar con más dramatismo: —¿Qué quieres decir con eso? ¿Estás insinuando que fue un error haberte salvado? ¿Quieres dejarme? ¡Eres un desagradecido! Su voz aguda le taladraba la cabeza, el dolor y el ruido borraron cualquier pensamiento. Nicolás hizo un gesto y ordenó a los guardias que se la llevaran. Pero una vez sembrada, la semilla de la duda empezó a crecer en silencio. Desde ese día, Nicolás no pudo dejar de pensar en el accidente que había cambiado su vida. Mientras más recordaba, más incongruencias encontraba en la versión de Anto