Capítulo 14

Al ver una serie de diseños tan "misteriosos" y variados, Silvia sintió que su corazón ese que alguna vez había "muerto" para el arte volvía a latir en ese instante. —¿Ahora te das cuenta de todo lo que te has perdido? Al verla prácticamente sumergida en el mundo de la ilustración, Carmen bromeó con calidez. —Vamos, te llevo a mi despacho. Silvia apartó la mirada; las obras expuestas en la pared le habían despertado unas ganas inmediatas de crear. Mientras conversaban sobre el desarrollo de la empresa en los últimos años, entraron una tras otra en la oficina. Silvia la observó: el despacho estaba decorado al gusto de Carmen. Si en aquel entonces no hubiera elegido casarse ni convertirse en ama de casa, su oficina ahora debería ser algo parecido a esta. —Por cierto, quería pedirte que me ayudes a guiar a una chica. Se graduó de una universidad prestigiosa, tiene potencial y bastante talento. Carmen sacó unos documentos y se los entregó a Silvia, comentando con naturalidad: —Lo único lam