Capítulo 22
A pesar de haberse preparado para no reconocer a Gustavo, Silvia también deseaba que creciera sano y salvo.
"¡Paf!"
Silvia no pudo engañarse a sí misma; de inmediato dejó el bolígrafo y salió a buscar a Gustavo.
Al menos tenía que asegurarse de que estuviera a salvo.
Carmen entró con una taza de café en la mano. —Ven, toma un café y descansa un poco.
—Carmen, ha pasado algo con Gustavo, voy a ocuparme de eso —dijo Silvia, levantándose y tomando las llaves del auto antes de salir. No tuvo tiempo de explicarle a Carmen con detalle.
El teléfono fijo del escritorio sonó.
Silvia contestó de pasada; era la recepcionista. —Srta. Silvia, hay un niño que dice que viene a verla.
Ella soltó un largo suspiro de alivio; sintió que las fuerzas se le escapaban del cuerpo. —Mándelo arriba de inmediato.
En ese instante, Silvia se dio cuenta de que su preocupación por Gustavo era algo instintivo.
Aunque quisiera cortar los lazos emocionales, ese instinto era imposible de reprimir.
Poco después, la recep

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