Capítulo 57
Era tan absurdo que a Silvia le daban ganas de reír, y en sus labios se dibujó una sonrisa cargada de ironía.
—Oh, entonces no voy a renunciar.
Apenas lo dijo, el rostro de Patricia se tensó, aunque enseguida forzó una sonrisa. —Eso es realmente una gran noticia, Silvia.
—Tu risa es demasiado forzada.
—Silvia, de verdad espero que te quedes. Si renuncias por mi culpa, no podría estar tranquila...
—Patricia, una debe tener conciencia de sí misma. No importa la relación que tengas con Gustavo o con Armando, será mejor que no te metas conmigo.
Fue la última advertencia de Silvia.
La culpa de la traición no recaía en una sola persona, y ella no pensaba culpar únicamente a Patricia mientras ignoraba los errores de Armando.
Dicho esto, tomó el teléfono que estaba sobre la mesa de reuniones. —Me voy. A Armando y a Gustavo te los cedo.
Se marchó sin dudar, sin dedicarle siquiera la limosna de un mirar a Armando.
Tal como había dicho, si no quería a Armando ni a Gustavo, no iba a volver atrás.

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