Capítulo 41
Los ojos de Diego tenían un tono burlón. Su tono no mostraba anomalías, pero siempre había algo en él que hacía sentir incómoda a Ximena.
De repente, las mejillas de Ximena se calentaron.
No era por otra cosa.
Era porque, en el pasado, para acostumbrar a Diego a tratarla y valorarla como la señora Ruiz, ella había reprimido su vergüenza y le llamaba ‘querido’, siempre comenzando sus frases con esa palabra.
Incluso cuando dormían juntos, ella lo llamaba suavemente así.
Aunque
Diego casi nunca respondía a sus palabras.
Hasta el punto de que, ahora, cuando se lo mencionaban, ella se sentía algo incómoda.
Al ver el cambio en la expresión de Ximena, Diego de repente sintió que, tal como había esperado, ella seguía siendo la misma Ximena de antes.
No importaba lo tranquila que pareciera, aún mostraba ese aire de pretender ser fuerte.
Él sonrió levemente, girándose sin mostrar intención de continuar la conversación.
Sin embargo, Ximena sintió que esa actitud de él la incomodaba.
Quiso decir q

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