Capítulo 66
Al entrar en casa, me quité los zapatos de una patada antes de entrar en la cocina. Me serví un poco de agua, tomé un sorbo y estaba a punto de guardarlo cuando me arrebataron el vaso de las manos.
—¿No sabes que debes servir primero a los invitados? —preguntó Blake detrás de mí, y antes de que pudiera decir nada, bebió del mismo vaso, lo que me hizo fruncir las cejas al sentirme rara por ello; rara y molesta a la vez.
No sé qué me irritaba en ese momento; el hecho de que continuara siguiéndome y no volviera a su manada como había dicho en el aparcamiento de la universidad o el hecho de que bebiera del mismo vaso que yo.
—Eso era mío. Estaba a punto de darte uno limpio de todos modos —me quejé con los ojos clavados en su nuez de Adán, que subía y bajaba cuando bebía agua.
«No mires ahí, Alexis. Es un territorio peligroso. Cuanto más lo mires, más caerás en sus encantos, y no podrás volver. Recuerda que es tu juego. No puedes enamorarte de él con fuerza», me recordé a mí misma antes de

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