Capítulo 116
El timbre del móvil resonó en la escalera de emergencia, vacía y silenciosa.
Belén se sobresaltó...
Desde afuera, Oscar escuchó el sonido y dirigió su sombría mirada hacia el lugar de donde provenía.
Belén tenía las piernas entumecidas por haber estado agachada tanto tiempo y no podía levantarse.
Colgó el teléfono y, al oír los pasos que se acercaban cada vez más, el corazón de Belén comenzó a latir con fuerza mientras una figura oscura envolvía su pequeño cuerpo, acurrucado en el rincón de la pared.
Oscar, con una rodilla doblada, intentó extender la mano para acariciar el cabello de Belén, mirándola intensamente. Pero al ver que Belén, oculta entre sus brazos, no levantaba la cabeza, sintió por primera vez una inquietud desconocida en su pecho y finalmente bajó la mano. Más que inquietud, era como si no supiera cómo tratarla.
Oscar levantó a la muchacha y la llevó de vuelta a la oficina.
Belén se resistió: —Suéltame, quita tus sucias manos, te desprecio.
Al salir de la oscuridad, Osc

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