Capítulo 159
Oscar salió después de cambiarse de ropa.
Al bajar al comedor, se encontraron en la misma disposición de siempre, y la comida ya estaba servida. Belén no estaba acostumbrada a la comida china, pero al ver la cena, aún más lujosa que el almuerzo, sus ojos brillaron de emoción.
—Oscar, ¿no será demasiado? ¿Podremos terminar todo esto?
Oscar respondió: —Si no terminamos, lo guardaremos para que Belén lo coma más tarde.
Belén asintió, —Está bien.
Aunque Belén no podía comer cosas muy grasosas, era golosa. Cuando el camarero le pasó el cerdo asado crujiente cortado y sazonado, Belén se puso los guantes de plástico y comió con gran placer.
Oscar tomó una servilleta y, como si cuidara de una mascota, le limpió la comisura de los labios: —No te apures, todo es para Belén.
—Es mejor no comer demasiado por la noche, para que no te sientas mal luego.
Belén comentó: —Sería una lástima deshacernos de esta comida si no la terminamos.
—No podemos desperdiciarla.
Oscar la miró con seriedad y le dijo

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