Capítulo 22
—¿Tienes algo que quieras decirme?
Vicente, imperturbable, respondió: —No.
Belén no preguntó más; distraída, regresó al aula con su mochila. Esther se acercó y le dijo: —¿Sabes que hoy al mediodía, la directora fue a la biblioteca a supervisar que estuvieras allí? Dios, no viste cómo te miraba cuando te vio con Vicente, era como ver fuego saliendo de sus ojos, realmente aterrador.
Por suerte, ni a ti ni a Vicente os afectó; quizás La Bruja tampoco esperaba que realmente fueran a estudiar.
—Belén, solo estás en primer año de secundaria, ¿necesitas tomártelo tan en serio?
Belén negó con la cabeza: —El próximo año, Vicente irá a la Universidad Solarena; si no le pido consejo ahora, temo que luego no tendré la oportunidad.
Esther, con vacilación, dijo: —¿Podrías decirle a Vicente que también me gustaría que me diera clases particulares? ¡Puedo pagarle por las tutorías!
Al principio, Belén estaba indecisa, pero al pensar en el dinero de la tutoría, asintió y aceptó: —Está bien, hablaré con

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