Capítulo 32
Lourdes mostraba preocupación: —¿Cómo puede ser? ¿Le habrá pasado algo a Belén?
Oscar, con un destello oscuro en sus ojos, respondió con un tono sombrío y frío: —Si no está, llama por teléfono, envía a alguien a buscarla. ¿Acaso necesitas que te lo enseñe?
Al escuchar el tono enojado, Cipriano respondió sin demora: —Sí, voy a llamar ahora mismo.
En el cine
Belén, sosteniendo un gran cubo de palomitas de maíz, siguió a Vicente hasta la sala número tres, donde proyectaban una película de fantasía extranjera de dos horas y media de duración.
En ese momento, ella desconocía que Oscar estaba buscando frenéticamente su paradero.
Cipriano recibió un mensaje del guardaespaldas, quien informó: —Se ha buscado en toda la casa y sus alrededores, y no se encuentra a la señorita Belén.
—Pero alguien vio que la señorita Belén salió acompañada de un hombre.
Oscar, con una mirada fría y penetrante, inquirió: —¿Un hombre?
Cipriano confirmó: —Sí. Ya envié la ubicación al guardaespaldas, pronto sabremos

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