Capítulo 69
Cipriano asiente repetidamente: —Sí, presidente Oscar.
Belén había comido muchas moras en la casa de Vicente, todas recogidas del árbol. Se apoyó en el tronco, luego descendió y, cansada de jugar, se fue a dormir en la cama de Vicente.
Anteriormente, en la casa de Vicente, ya fuera en la habitación principal o en el estudio, siempre había entrado y salido libremente.
Respirando suavemente y con la mano sobre la manta, Belén cerró los ojos. El aroma de la habitación la indujo a un sueño profundo; afuera, el cielo se oscurecía gradualmente, Vicente encendió la estufa y el aroma de la comida comenzó a flotar hacia la ventana...
Belén se levantó de la cama, se frotó los ojos y caminó hacia la cocina con el cabello algo despeinado.
—Vicente, ¿qué delicias hemos preparado hoy? —preguntó con una voz adormilada y dulce.
Vicente respondió: —Paella y patatas bravas.
—Uhmm... son mis platos favoritos; siempre eres el mejor. —Belén se acercó, entrecerrando los ojos y sonriendo, y le acarició la ca

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