Capítulo 33
Era el teléfono de Daniela, y al ver claramente quién la llamaba en la pantalla, su rostro se tiñó de palidez instantáneamente.
La llamada era de su esposo, Salvador, quien aparentaba ser discapacitado.
Al tomar el teléfono, las pequeñas manos de Daniela temblaron involuntariamente: —Salvador, ¿qué necesitas?
—Daniela, ¿has vuelto a seducir a otro hombre? ¡Regresa aquí ahora mismo! —rugió Salvador, con una voz cargada de una enfermiza y retorcida intensidad.
Daniela respiró hondo, intentando calmar su voz: —Salvador, ¿puedo regresar más tarde? Tengo una urgencia ahora...
—¿Una urgencia para traicionarme?! Daniela, si no regresas ahora, ¿crees que no le pediré al Señor Javier que mate a tu abuela?
Al escuchar el nombre de Javier, el corazón de Daniela se apretó, recordando las amenazas de él, le respondió suavemente a Salvador: —Está bien, ya voy para allá.
Después de colgar, Daniela miró a Yaritza con un profundo sentimiento de culpa: —Yari, lo siento, no puedo acompañarte al hospital.

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