Capítulo 51
Amaranta realmente no quería disculparse con Yaritza, porque hacerlo significaría admitir que era la persona despreciable que decían que era. Sin embargo, la expresión en el rostro de Hernán era tan aterradora que sentía un gran nerviosismo, especialmente después de reflexionar sobre sus palabras: "Asume las consecuencias".
Esto la hizo sentirse aún más aterrorizada. Amaranta, que podía ser tan orgullosa como sumisa, tras un breve momento de reflexión, decidió admitir su error temporalmente.
—Yaritza, lo siento. Te pido disculpas por lo que ocurrió antes. —Después de decir esto, Amaranta giró y corrió hacia un lado, llorando mientras llamaba a Diego por teléfono para contarle su aflicción.
Yaritza sabía que la disculpa de Amaranta era a regañadientes, pero no podía negar que verla rendirse le provocaba una inmensa satisfacción.
—Yari, ¿estás segura de que esa herida en tu mano está bien? ¡No, tenemos que ir al hospital!
Hernán aún estaba preocupado por la herida en la mano de Yaritza.

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