Capítulo 48
La voz de Lucía era muy suave, pero llevaba una firme determinación.
El olor a desinfectante flotaba en el aire, tenue pero asfixiante, dificultando la respiración de Lucía.
Ella sabía que Carlos tenía una fuerte obsesión con la limpieza, por eso había ido a casa de Isabel a ducharse nuevamente antes de volver.
Pero aun así, Carlos la consideraba sucia.
¿Cómo no iba a sentirse mal?
Apretó los labios y miró fijamente a Carlos.
Él la observaba con el rostro sereno, sin rastro alguno de emoción.
Su mirada, fría bajo la luz anaranjada del salón, parecía aún más distante e indiferente.
Al mirarla, frunció ligeramente el entrecejo y dijo: —Salvar pacientes y estar sucia, ¿qué relación directa tiene?
Lucía se quedó petrificada, incapaz de responder.
Hasta que la voz impaciente de Carlos volvió a sonar: —¿Necesitas que llame a alguien para que te eche?
La humillación la envolvió de golpe, Lucía bajó la cabeza y miró su ropa.
Era un conjunto limpio que había comprado tras cenar; todo su cuerpo

Klik untuk menyalin tautan
Unduh aplikasi Webfic untuk membuka konten yang lebih menarik
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda