Capítulo 17
Ya no le importaba, él se fue primero.
Fernando terminó de recoger sus cosas y salió hacia la puerta de la escuela.
María ya lo estaba esperando.
—Fernando, eres muy lento, no me digas que te has perdido en los estudios y no has mirado la hora.
María bromeó.
—Pues sí...
Fernando no pudo evitar reírse un poco, diciendo con resignación.
—No me lo creo.
María frunció el ceño, claramente incrédula.
¡Quién iba a creerle a Fernando!
Fernando no explicó más y se llevó a María de vuelta a casa.
Cuando llegaron a un lugar, Fernando de repente se detuvo.
Miró la tienda y se quedó mirando fijamente.
—Fernando, ¿no me digas que vas a comprar algo de aquí?
María, sorprendida, le preguntó, casi sin creerlo.
Para ella, jugar a la lotería era algo que se lograba sin esfuerzo, una forma de obtener ganancias sin trabajar.
¡Siento que Fernando no es esa clase de persona!
—Sí, quiero comprar un billete de lotería. Si gano, podré comprarles muchas cosas a ustedes.
Fernando dijo en voz baja, soñando con el

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