Capítulo 100
Él regresó al vestíbulo, en silencio y concentrado buscó la llave por un rato y finalmente la encontró en un cajón.
De vuelta frente a la puerta donde estaba encerrada Lorena, sintió algo de incomodidad, pensando que era demasiado fácil de manipular.
Lorena ya había escuchado sus pasos y lo apuró: —Abre la puerta, ¿qué estás esperando?
—Lorena, prométeme que nunca más me golpearás.
Lorena, algo perpleja, respondió con evasivas: —Lo prometo, nunca más te golpearé.
Solo entonces Juan abrió la puerta y, al verla, dio un paso atrás.
Lorena pasó por su lado y comenzó a caminar hacia la salida; no podía soportar estar en esa casa ni un segundo más.
Juan la siguió de cerca, con un tono algo urgente.
—¿Ya te vas? ¿No vas a preparar una comida para mí en casa? Lorena, ¿así que solo me usaste y ahora me descartas?
Lorena llegó a la puerta con una expresión completamente indiferente.
Juan sintió que había sido herido, su corazón dolido, y desvió la mirada.
—Está bien, vete entonces, no necesito c

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