Capítulo 1080
En las calles de Castroviejo se acumulaban todo tipo de piedras.
Pedro, acompañado de su gente, miraba esas montañas de piedras y luego le preguntó a Ezequiel: —¿A qué puesto quieres ir a comprar?
Él había revisado varios puestos, pero como era muy joven y parecía estar enfermo, casi todos pensaban que era un tonto fácil de engañar.
—Señor, mire esta piedra, fíjese en la textura del musgo verde, vea la banda de la serpiente; ¡si la compra, seguro que ganará mucho dinero!
Ezequiel solo echó un vistazo y bajó la cabeza.
—Eh, eh, ¡no te vayas!
El vendedor de la esquina lo siguió, queriendo decir algo, pero justo en ese momento comenzó un alboroto en la calle. Un grupo de personas se acercaba lentamente, con una actitud muy arrogante.
La cara del vendedor cambió de inmediato; dejó de prestar atención a Ezequiel y rápidamente fue a recibirlos.
—¿No es Marcelo? ¿Qué viento te ha traído por aquí?
Marcelo era el jefe de esta zona. Ya habían controlado las fuentes de extracción de las piedras p

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