Capítulo 1098
En aquel entonces, Emilio no sabía que había dicho esa frase; cuando volvió a informarle a Emilio, él también lo mencionó. Los ojos de Silvio brillaron dos veces y, con un tono muy frío, dijo: —No te ocupes de ese tipo de gente.
Emilio realmente no se ocupó de ello.
Ahora habían pasado muchos años; los recuerdos de aquella época se habían ido aclarando poco a poco. Silvio debía de haber capturado a Rocío.
Ella seguía esperando, ingenua, en ese orfanato.
Emilio se dio la vuelta para marcharse, pero Lorena lo llamó: —Hermano, ¿a quién más atrapó Silvio?
Emilio mostró una extraña inquietud. —A Rocío. Una chica. Cuando era joven, le dije muchas cosas que provocaron malentendidos; más o menos le pedí que me esperara. En realidad, después la olvidé, pero le conté todo esto a Silvio y él recordó el asunto.
Lorena sujetó la manga de Pedro y la sacudió. —¿Vamos juntos?
Silvio había actuado así a propósito; no era más que para probar ese medallón.
Probablemente Silvio ya había adivinado que el m

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