Capítulo 1106

En aquel entonces, Emilio apenas sabía cómo comunicarse con otras personas de manera normal. Tardó varios segundos en reaccionar antes de comprender qué significaba exactamente aquella supuesta envidia. Nadie le había dicho nunca que lo envidiaban. Pero tampoco lo tomó como una burla; simplemente le pareció que esa persona era un poco extraña. El muchacho volvió a preguntarle: —¿El aire en las montañas huele bien? ¿En primavera todo debe estar lleno de fragancias florales, verdad? ¿Hay animales salvajes? ¿Puedo ver fotos de tus dos perros? Solo tengo curiosidad. —Desde que nací, mi salud ha sido mala. Nunca he ido al bosque. De hecho, esta es la primera vez que asisto a una fiesta así. Los guardaespaldas de mis padres me vigilan por todas partes; temen que, si doy unos pasos, simplemente, desaparezca. ¿Por qué tuve que nacer con un cuerpo así? Ni siquiera puedo sentir bien este mundo. Mientras hablaba, tosió varias veces y luego le tomó la mano. —¿Podríamos ser amigos? ¿Me dejarías ver