Capítulo 1110
Carolina cayó al suelo en un instante, junto con el vino en su copa; alrededor se oyó un grito de sorpresa.
Ante aquel grito, Lorena le pisó la palma de la mano con el pie.
—Realmente no quiero hablar con idiotas, pero no solo eres idiota, además pareces no entender la situación. ¿Crees que los demás aquí no desean mi muerte? Pero, por un lado, están condicionados por Pedro, y por otro, por los expertos que me rodean. Nadie quiere salir por la mañana y que lo apuñalen por la noche, ¿verdad?
Emilio y Benjamín a su lado eran muy capaces, ella misma también lo era, y, a ojos de los demás, los tres estaban sin apoyo alguno; si se les provocaba, podían vengarse como quisieran. De hecho, nadie quería enemistarse con Lorena, más vale evitar un problema.
Aunque por dentro la menospreciaran, nadie se atrevería a actuar.
Carolina yacía en el suelo, y sus ojos se enrojecieron al instante.
Tras la patada de Lorena, descubrió que no tenía fuerzas para ponerse en pie; además, el dorso de su mano est

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