Capítulo 1150
Esther le sonrió a Eugenio a modo de consuelo. —Abuelo Eugenio, ¿él está bien?
—Está bien, solo se golpeó la cabeza. El médico dijo que puede tardar unos meses en recuperarse. Ahora puede salir del hospital y descansar.
Ella asintió con la cabeza, sin mostrar emoción alguna, pensando que tal vez aquello realmente era cosa del destino.
—Entonces iré a hacer los trámites para darle el alta.
La mirada de Rubén se posó en ella y la observó durante varios segundos. Luego, incómodo, se llevó la mano a la cabeza, justo en la zona donde le dolía. El dolor fue tan intenso que soltó un grito.
Eugenio no quería seguir viendo esa expresión de molestia, así que continuó dándole instrucciones. —Te lo diré una vez más: no tomes ninguna decisión durante este tiempo. Yo iré a la empresa a ver cómo están las cosas; tú dedícate a recuperarte. Si Esther te pide el divorcio, no aceptes. ¿Me oyes? ¡No aceptes bajo ningún concepto! Si lo haces, cuando recuperes la razón ni de rodillas vas a lograr que vuelva

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