Capítulo 122
Lorena, en ese momento, le daba la espalda, alzó ligeramente una ceja y suavizó el tono de voz.
—¿Puedes garantizarlo? No importa cuál sea la verdad, ¿no vas a ponerte del lado de Gisela?
Al ver que ella se preocupaba tanto por él, el ánimo de Yago mejoró notablemente: —Lo prometo.
Dio un paso al frente, la giró hacia él, le puso ambas manos sobre los hombros y le hizo una pregunta.
—¿Todavía te gusto?
De verdad le importaba saber la respuesta.
Lorena sabía que ya había logrado conmoverlo, así que no le importaba decir una mentira piadosa en ese momento.
—Quizá sí me gustes... Aunque lo haya olvidado, tus acciones aún logran herirme.
Yago, satisfecho, levantó la mano y pellizcó suavemente su mejilla.
—No permitiré que te internen en el hospital psiquiátrico. Al menos no antes de que se aclare la verdad.
Lorena rodó los ojos por dentro, pero en su rostro mostró una expresión conmovida.
—Ajá.
Se dio la vuelta y comenzó a caminar hacia el final del pasillo. Por el rabillo del ojo vio una

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