Capítulo 1231
Él regresó al carro y le dijo al asistente: —Vayamos al lugar donde vivo.
El asistente se apresuró a conducir hasta allí.
Cuando Rubén entró en la casa, sintió un poco de hambre. Desde el desayuno no había vuelto a comer nada; pareciera que estaba lleno de pura rabia.
Ahora pidió comida a domicilio y se sentó en el sofá, mirando distraídamente el paisaje del jardín.
Aquella casa era donde él había vivido ya de adulto, pero se veía realmente fría y desangelada, nada parecido a un lugar donde viviera una mujer.
Subió a su dormitorio y echó un vistazo; allí solo había su ropa, y en el vestidor no había ni una sola prenda que perteneciera a una mujer. Al parecer, tal y como le habían dicho, Esther casi no había ido nunca a ese lugar.
Rubén estaba abatido. Cuando llegó su comida, ya ni siquiera tuvo ganas de comer.
Buscó en su mueble bar y sacó algunas botellas de licor al azar; se sentó solo en el sofá a beber.
Cuanto más bebía, más amarga se volvía aquella sensación en el pecho; cuanto má

Klik untuk menyalin tautan
Unduh aplikasi Webfic untuk membuka konten yang lebih menarik
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda
Nyalakan kamera ponsel untuk memindai, atau salin tautan dan buka di browser seluler Anda