Capítulo 1272

De todos modos, Marcos ya conocía la ambición de su hija y no pensaba tomar medidas contra sus otros dos hijos, así que Elena acabaría siendo la perjudicada, a menos que tuviera una coartada perfecta. Elena asintió; en su mirada brilló una frialdad cortante. —Lo sé. Lorena recostó la espalda contra el asiento. —El señor Marcos no prestará atención a mi identidad por ahora. En sus ojos, no soy más que una hormiga insignificante. Cuando Elena se marchó, no pudo evitar volver a prometerle a Lorena. —Si consigues que le ocurra algo a Mauricio, de ahora en adelante consultaré contigo todas mis decisiones. Lorena, por supuesto, no pensaba dejarse manipular. Sabía bien que Elena era capaz de cualquier cosa para alcanzar sus objetivos y que cualquiera podía convertirse en su herramienta. Si llegaba a confiar en ella de verdad, terminaría devorada hasta los huesos. Regresó a la villa, donde alguien le sirvió la cena y le preguntó en voz baja: —Señorita Lorena, ¿de verdad va a comenzar la operac