Capítulo 1283
Lorena ya sabía que no podía colaborar demasiado tiempo con alguien como Elena, pero no esperaba que Elena fuera tan despiadada, guiando directamente a Agustín para que la enfrentara. Y Agustín actuó con una brutalidad que no dejó espacio para la compasión, enviando a más de veinte expertos armados, una fuerza que, sin importar dónde se desplegara, causaría terror. Ahora, esa misma fuerza se estaba utilizando para acabar con ella.
Por muy capaz que fuera, no podía escapar de una lluvia de balas, por lo que solo le quedaba una opción: saltar al río.
Ese río conectaba con el mar de Tavrión, y solo al sumergirse allí podría haber una mínima esperanza de sobrevivir.
El grupo de Agustín la persiguió sin cesar. De repente, Lorena recordó una situación similar en Cumbre, cuando también estuvo en peligro.
La bala que recibió en el hombro la había debilitado, cada brazada la hacía sentir más agotada, y el agua salada le escocía la herida, causando tanto dolor que su cara se contorsionaba.
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