Capítulo 1436
Debido a que la chica aún tenía dificultades para hablar y a que él tenía que salir de inmediato hacia Monte Piedra Azul, Pedro le dio algunas instrucciones. —Recupérate bien estos días. No te preocupes por lo que sucede afuera. Mientras estés aquí, nadie te hará daño. Espero que seas obediente, al menos hasta que tengas el poder suficiente para protegerte por ti misma.
La joven asintió con la cabeza.
Pedro salió de la habitación y vio a Sebastián parado afuera, haciendo mala cara. Esa cara, tan parecido a la suya, había una expresión de molestia: la expresión de alguien cuya zona había sido invadida.
Pedro sabía que, para Sebastián, la chica ya era de los suyos, mientras que él, como su padre, seguía siendo un extraño.
Le pareció gracioso, pero su experiencia pasada le había enseñado que hablar demasiado con Sebastián solo le traería sufrimiento.
Suspiró y se dirigió hacia las escaleras cercanas. Necesitaba irse con Emilio lo antes posible. Tenía que verificar la situación de Lorena.

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