Capítulo 1485
Sebastián estaba sentado a su lado, con una postura muy recta.
A ella le pareció gracioso y preguntó: —¿Te sientes mal?
Después de haberse sometido a un chequeo tan largo, parecía que él aún mostraba cierta resistencia, solo que la había contenido.
Las manos de Sebastián, que estaban sobre sus rodillas, se apretaron. Apretó los dientes, sin saber cómo responder a esa pregunta.
Lorena tampoco esperaba que hablara. Alzó la mano y le revolvió el cabello con suavidad, sin decir nada más.
Con la garantía de Esteban, no necesitaba seguir preocupándose por ese asunto, así que, empezó a interesarse en las flores y plantas del jardín de la hacienda.
Pasó una semana más y todos en la hacienda parecían haber desaparecido. Cuando volvió de la calle, lo único que vio fue a Titán y Ares jugando en el patio.
Llamó en voz alta. —¿Pedro?
Por la tarde tuvo que ir a la Hacienda Santa Lucía por algunos asuntos y se había quedado con Emilio hasta la noche. Al regresar, solo estaban encendidas las luces del

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