Capítulo 172
A Lorena se le encogió el corazón de golpe y abrió los ojos bruscamente.
Respiraba agitadamente, y solo al ver el techo familiar comprendió que la habían llevado a Jardines de la Paz.
Se esforzó por incorporarse, pero entonces escuchó una voz que conocía muy bien.
—¿Despertaste?
Sentía la boca seca como el desierto, asintió rápidamente con la cabeza y sus ojos comenzaron a buscar por la habitación, tratando de encontrar agua.
La persona a su lado, como si supiera exactamente lo que buscaba, le acercó un vaso de agua a los labios.
Lorena bebió a grandes sorbos, sujetándose de su mano.
Después de terminar, el ardor en su cuerpo disminuyó considerablemente, y su mirada por fin se posó en Pedro.
Ya era medianoche, y Pedro llevaba puesto su pijama habitual.
Lorena notó un detalle: el cuello del pijama estaba tan bajo que se podían ver claramente sus abdominales.
Apartó la vista. Recordó que la última vez que él fue a abrirle la puerta a Patricia, se había asegurado de acomodarse el pijama,

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