Capítulo 188
El hombre, al escuchar esas palabras, soltó una carcajada.
—Ay, Isabel, Isabel... Qué lástima que tú y tu esposo trabajaron tan duro toda la vida, solo para criar a alguien que no sabe lo que es la gratitud. ¿De verdad creías que sabías por qué tu esposo fue a la cárcel? ¿De verdad creías que sabías quién puso sus fluidos en el cuerpo de la víctima? Jamás vas a entender cuán oscuras son las artimañas de Gisela. Te destruyó a toda la familia y tú todavía insistes en pensar que es una buena hija. ¡Jajajajajaja! Te lo digo de frente: ¿sabes por qué tu hijo está postrado en esa cama? Porque fue Gisela quien lo golpeó con sus propias manos. Ese idiota no hacía más que seguirla a todos lados y, por su culpa, se burlaban de ella. No lo soportó más y se le ocurrió resolver todo de una sola vez. ¿Y que por qué lo sé? Porque lo vi con mis propios ojos. Justo en ese momento fui a buscar a Diego para pedirle dinero. Como no quiso prestarme, no te lo conté. ¡Solo puedo decir que se lo merecen! Se c

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