Capítulo 220
Andrea retrocedió varios pasos, quedando atrapada contra el auto negro de lujo.
—¡Alejandro, ya basta!
En la comisura de los labios de Alejandro había sangre por la bofetada, pero en ese momento se la lamió, y dijo con indiferencia: —Andrea, ¿es cierto que vas a presentar a Eduardo a tus padres?
El pecho de Andrea subía y bajaba levemente; una de sus manos se aferraba con fuerza al marco de la puerta del auto.
—Eso es asunto mío, no tengo por qué darte explicaciones.
Inspiró hondo y, de pronto, suavizó el tono: —De ahora en adelante todos seremos una familia. No vuelvas a mirarlo como si fuera tu enemigo. Tienes que llamarlo cuñado.
Alejandro soltó una risa repentina, con la mirada oscurecida.
Andrea, en realidad, también le temía un poco cuando se descontrolaba. Frunció el ceño.—Y tampoco me llames por mi nombre. Es una falta de respeto. Llámame hermana y punto. Si vienes a buscarme de esta forma, esa gente de la familia Gutiérrez volverá a causarme problemas. Alejandro, deja de compo

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