Capítulo 269

Ella también se tomó dos tazones de sopa de mariscos y charló un poco con los líderes a su lado sobre el plan de esta ocasión. Ambas partes acordaron salir ese mismo día en barco para dar una vuelta por la isla, ya que los hoteles en ella eran también una zona clave de desarrollo. Después de terminar la comida, Lorena dejó los cubiertos y, de forma instintiva, tomó la servilleta de papel que tenía al lado y se la pasó a Pedro. Como Pedro tenía una herida en la palma de la mano, ella tuvo que tomarle la mano y limpiarle con cuidado la punta de los dedos. Patricia, al ver esa escena, se enfureció y caminó a grandes zancadas hacia ellos, empujándola de inmediato. —¡Lorena, lárgate! ¡No creas que no sé con qué intenciones te estás acercando! ¡Aléjate de mi tío Pedro! Lorena fue empujada varios pasos hacia atrás. Al ver que Pedro no decía nada, pensó que quizá su gesto anterior lo había ofendido, así que se retiró en silencio unos pasos más. El rostro de Patricia mostraba plena satisfacción