Capítulo 272
La yema de sus dedos presionó con cautela sobre su pantorrilla. —¿Te duele?
—Sí.
Qué mal. ¿No será que su pierna está empeorando?
Lorena estaba sumamente preocupada. —Aquí las condiciones son muy precarias. Sé que tienes manías con la limpieza, pero esta vez tendrás que aguantarte un poco. Quítate la ropa y los pantalones, voy a darte un masaje en la pierna.
Dicho esto, comenzó a desabotonarle la camisa.
Pero apenas desabrochó el primer botón, se sobresaltó: su piel estaba cubierta de grandes manchas rojas.
—¿Qué es todo esto rojo?
Pedro tenía los ojos cerrados, apoyado contra la mesa a su lado, con un aire de resignación. —Tal vez soy alérgico a los mariscos.
A Lorena se le nubló la vista. ¿Alergia a los mariscos?
¿Entonces por qué comió cuando ella le peló los camarones?
¡Y comió tanto!
Arrojó su costoso traje a un lado y desabrochó todos los botones de su camisa. No solo el pecho, también la espalda estaba cubierta de manchas rojas.
El rostro de Lorena palideció. Al ver que él estab

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