Capítulo 554
Ella solía pensar que él fingía, después de todo, él era Pedro.
En Costadorada, ese nombre significaba autoridad absoluta; ¿de qué podía tener miedo?
Pero ahora, sentía que cada persona tenía su propia jaula.
En la palma de su mano apretaba un pañuelo, queriendo apartarlo.
Sin embargo, él cerró los ojos de nuevo, con la voz ronca.
—Déjame quedarme un momento más.
Lorena, de inmediato, dejó de moverse.
No le gustaba ver esa vulnerabilidad en Pedro; el hombre que ella conocía debía estar de pie en las alturas, sin mancha alguna de polvo.
Se recostó hacia atrás y, sin darse cuenta, se quedó dormida.
Durante ese tiempo, César bajó una vez, pero al verlos juntos en el sofá, por raro que pareciera, sintió alivio.
Estaba a punto de subir las escaleras cuando vio a Pedro incorporarse lentamente.
Pedro se frotó el entrecejo con una mano y su mirada recayó en Lorena, dormida en el sofá.
La observó fijamente durante varios minutos antes de alzar la mano y acariciar suavemente con la yema de los d

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