Capítulo 586
Pedro miró la pequeña caja en sus manos y la colocó lentamente sobre la mesa al lado.
Ana se levantó y abrió una de ellas.
—Estas son todas las palabras que me decías para consolarme cuando estábamos en la escuela. En aquel entonces, yo estaba muy triste porque mis padres habían fallecido, y tú decías que siempre estarías a mi lado.
Los padres biológicos de Ana habían fallecido cuando ella tenía poco más de diez años, y también la enviaron temprano a la residencia principal de la familia Martínez, donde la criaron. Como era muy inteligente, fue elegida por Claudia.
Por eso, aprender esas normas familiares y diversas reglas le parecía algo muy afortunado, al menos le daba esperanza a su vida.
Todas esas palabras las había escrito Pedro solo para alegrarla; él siempre fue una persona cálida con los demás, y aún más con ella, que era considerada la pobre hermanita.
Ana inhaló profundamente y ya no quiso seguir leyendo las palabras en la caja.
—Olvídalo, cuando tú y la señorita Yolanda se

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