Capítulo 647
Pedro abrió la puerta del cuarto de los trastos; la luz seguía encendida y Lorena, recostada en la cama, tenía los ojos cerrados.
Sintió una punzada en el pecho, como si le clavaran una aguja. —Lori.
Ella abrió los ojos lentamente y se llevó la mano a la cabeza, frotándola. —Cariño, ¿ya terminaste lo que tenías que hacer?
Pedro le tendió la mano, indicándole que se acercara.
Ella fue hacia él y le tomó la punta de los dedos.
Pedro la condujo fuera de la habitación. —¿No habíamos quedado en que, si alguien te insultaba, debías responderle de la misma forma?
—Ella no me insultó.
Al llegar a la lujosa recámara principal, Lorena tomó un pijama de Pedro y entró al baño.
Enseguida se oyó el sonido del agua.
Pedro se quedó fuera y le preguntó: —¿Te sentiste mal? ¿Te dolió el corazón?
Desde dentro, ella miró su reflejo en el espejo; sentía que era una extraña.
No respondió a la pregunta y, en cambio, volvió a sacar aquella foto.
Cada vez que la miraba, el dolor de cabeza se intensificaba, hast

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