Capítulo 660
En cuanto el avión aterrizó en Llanoazul, Emilio llevó a Silvio directamente a su hacienda, porque allí tenía algo muy importante.
Varias camionetas entraron en la propiedad, y la puerta ya había sido reparada.
Titán y Ares, apenas bajaron, empezaron a correr por el lugar, mientras Emilio se dirigía directo al último piso; quería ver si las gemas ya habían sido incrustadas.
Al llegar arriba, el brillo y el lujo casi lo dejaron ciego.
Le tomó una foto y se la envió a Lorena.
[Lorena, ¿te gusta?]
Desde que volvió a tener contacto con Emilio, Lorena hablaba con él con frecuencia.
En esos días, aquella opresión que sentía había desaparecido.
Ella, sin pensarlo, le llamó por teléfono.
—¿Emilio, viniste a Llanoazul?
Él respondió con un orgulloso "sí". —Las gemas del helicóptero ya están incrustadas, brillan muchísimo, seguro que te encantarán. ¿Cuándo quieres subirte? Voy a buscarte. Ah, y te preparé un regalo especialmente bonito, quiero dártelo.
La comisura de los labios de Lorena se curvó

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