Capítulo 665
Lorena tenía ese poder: un segundo te eleva al cielo, y al siguiente te arroja al infierno.
Siempre estaba en un solo pensamiento suyo.
Él bajó las pestañas, la mano que tenía a un lado estaba tensa, con los dedos ligeramente encogidos, como reprimiendo algo, y finalmente la soltó lentamente.
El auto giró y tomó el camino por de había venido.
La lluvia afuera aumentaba y él incluso escuchó truenos.
Realmente odiaba la lluvia.
César conducía adelante, temiendo que él volviera a tomar aquella medicina en secreto, y no pudo evitar decir: —Jefe Pedro, en realidad, si solo le dijeras a la señora Lorena que en el Cementerio de la Esperanza...
Quizás ella se ablandaría.
Los dedos de Pedro temblaban incontrolablemente; ya tenía la mano sobre el frasco de medicina cuando oyó una voz desde el asiento delantero.
—No puedes tomar más medicina. Aquellos días que estuviste inconsciente, las secuelas fueron muy graves. Fabián me insistió especialmente que te vigilara, si no, ¿qué haríamos luego?
Sus

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