Capítulo 837
Ella era fuerte, despierta, sincera con él, lo suficientemente sincera.
Bajó la mirada y colgó el teléfono.
Lorena tenía una idea aproximada de lo que se había dicho al otro lado, cerró los ojos y dijo: —Emilio, tú y Benjamín vengan conmigo a Jardines de la Paz, Titán y Ares también están familiarizados con ese lugar. Yo esperaré a que Pedro regrese y me dé una explicación. Si no la tengo, iré contigo a Norteamérica y enfrentaremos todo allí.
Los ojos de Emilio brillaron, mostraba una ligera emoción. —¡De acuerdo!
Al regresar a Jardines de la Paz, Lorena pidió a los sirvientes que les prepararan habitaciones, pues ella misma necesitaba dormir un poco.
A la mañana siguiente, al despertar, bajó y vio a Benjamín devorando la comida en la mesa.
Él tenía los ojos brillantes, y había varios platos sobre la mesa, todos vacíos.
El sirviente, a su lado, se dio una palmada en el pecho.
—Señora Guzmán, anoche me asusté mucho. Cuando bajé, vi a alguien comiendo carne cruda y pensé que Titán o Ares

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