Capítulo 840
Pero el médico parecía estar cansado, recogió los instrumentos a un lado y se fue.
Lorena observaba al hombre que yacía en la cama, sintiendo algo extraño en su corazón.
Tomó lentamente su mano, y cuando iba a decir algo, él abrió los ojos.
Sus ojos estaban algo perdidos, como si algún tipo de sostén se estuviera desmoronando lentamente, llenos de un vacío mortal.
Lorena sintió un estremecimiento en su corazón y apretó fuerte su mano. —¿Pedro?
Él parecía no notarla, se levantó tratando de incorporarse.
Lorena lo presionó suavemente para evitar que se levantara. —Tus heridas son graves, mejor descansa un poco más.
Él no escuchó y levantó la mano para apartarla.
Lorena apretó los dientes y, sin pensarlo más, le dio un golpe en el cuello.
Él perdió el conocimiento al instante.
Lorena se sentó nuevamente frente a su cama, sin saber cuánto tiempo había pasado. A punto de quedarse dormida, su teléfono sonó.
Era una llamada de Salvador.
—¿Lo lograste? ¿Entraste?
—Sí, pero él está gravemente h

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