Capítulo 854
Aún no había terminado de hablar cuando ella con severidad lo interrumpió. —¿Cómo podría estar bien? Pedro, tus artimañas me resultan demasiado evidentes. El día que pronunciaste aquellas palabras ya sospeché que terminarías torturándote a ti mismo, y, como ves, no me equivoqué. ¿Acaso crees que, si no te recuperas, este matrimonio podrá continuar?
Sus pestañas temblaron con fuerza y su rostro se ensombreció aún más.
Lorena avanzó paso a paso hacia el cajón cercano; la última vez había revisado de arriba abajo el dormitorio y sabía con exactitud dónde estaba guardada el acta matrimonial.
Él pareció adivinar lo que ella iba a hacer y, en cuestión de segundos, levantó la mano para sujetar el borde de su vestido.
Pero Lorena no le prestó atención y abrió el cajón.
Allí estaba, tal como lo había supuesto: el llamativo certificado de matrimonio. Con agilidad lo tomó en sus manos y alzó la vista hacia él.
Sus dedos aún se aferraban a la tela de su vestido; en sus ojos reinaba una muerte anti

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