Capítulo 936
Después de decirlo, ella tomó una cucharada de la sopa medicinal.
Silvio continuó alimentándola, con un tono muy tranquilo: —Aún tienes mucho que aprender. Si no cambias en el futuro, cuando te encuentres con ella en una recepción, solo saldrás perdiendo. Miri, todavía tienes una oportunidad, porque detrás de ti está la familia Hernández.
Los ojos de Miriam se enrojecieron aún más. Tomó aire profundamente. —Lo sé.
Silvio levantó la mano y le dio unas palmaditas en la cabeza.
Miriam comió medio cuenco y, de pronto, preguntó: —Quiero ir a ver a la abuela Viviana, hablar un rato con ella.
—Miri, no creas que no sé lo que tienes en mente. La abuela Viviana ahora no está bien de salud. Tú también sabes que, desde que se desmayó varias veces hace algunos años, su cuerpo ya no es el mismo. Ninguna noticia del exterior puede perturbarla ahora.
—¡Silvio! Yo solo quiero acompañarla y conversar un poco.
Silvio, al ver la sinceridad en sus ojos, no pudo evitar suspirar. —Haré que te lleven.
Solo e

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