Capítulo 964
La persona arrodillada tampoco sabía qué hacer; su cara estaba pálida. —Señor Silvio, usted mire...
Silvio dejó la taza sobre la mesa y, con un tono muy frío, dijo: —Bajen primero. A corto plazo, no actúen de nuevo; de lo contrario solo habrá más bajas.
Los hombres asintieron y se marcharon enseguida.
Silvio dio un sorbo a su café y luego le preguntó a León, que estaba a su lado: —¿Tú qué opinas?
León no había esperado que Silvio le preguntara a él. Forzó una sonrisa. —Esto, evidentemente, fue planeado por Lorena. Esa mujer tiene mucha capacidad.
Silvio se llevó la mano a la frente y masajeó el entrecejo. En realidad, las familias Hernández y Guzmán no tenían un rencor tan profundo; todas las disputas provenían de la generación anterior. Los jóvenes apenas habían tenido contacto y, en teoría, no había razón para enemistarse con la familia Guzmán.
Pero la familia Guzmán tenía a Pedro, y junto a Pedro estaba Lorena. Silvio no podía permitir que ella siguiera con vida.
Sus dedos se cerrar

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