Capítulo 98
Alonso miró con el rabillo del ojo, a ese desagradable grupo de parientes de la familia Gómez, y dijo con calma: —Mi falta de educación no es cosa de ayer ni de hoy, ustedes solo tienen que acostumbrarse. Pero la educación de Regina, esa sí que es extraordinaria. Fue precisamente por ser ella demasiado educada que permitió que ustedes entraran.
—¡Tú! —Jorge señaló a Alonso, tan enojado que la expresión en su rostro se retorció.
Pedro carraspeó con rabia, aún con esa actitud altiva. —¿Cómo hablas así, muchacho? ¿Qué significa eso de que por ser educada nos dejó entrar? Nosotros somos los parientes mayores de Regina, y al mismo tiempo también tus mayores. Habla con respeto a los mayores.
Alonso sonrió con desprecio, recostándose en el respaldo de la silla con un aire despreocupado y arrogante. —¿Respetar qué? ¿Se les olvidó que yo nunca tuve educación?
Regina lo miró en esa actitud altiva y solo sintió un gran alivio.
En efecto, solo al dejar de lado la compostura personal, uno podía dis

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