Capítulo 1011

¡Samuel estaba llamando su nombre! El corazón de Camila se aceleró de golpe. Ella levantó la cabeza y miró a Samuel; las miradas de ambos se encontraron en el aire, atravesando la multitud. Aunque ninguno de los dos dijo nada, en ese instante una sola mirada valía más que mil palabras, y una oleada de dulzura se extendió por el corazón de Camila. Camila respondió en voz alta: —¡Presente! Los delgados labios de Samuel se curvaron de manera casi imperceptible y luego continuó pasando lista. Pum, pum, pum. Camila escuchó el latido desbocado de su corazón. Después de terminar la lista, Samuel comenzó la clase. Ese día impartía cultura; el hombre, elegante y distinguido, hablaba con soltura desde la tarima, tan ingenioso como erudito. Incluso los textos más áridos cobraban vida en su explicación, por lo que los estudiantes escuchaban con suma atención. Pronto, Samuel dijo: —Compañeros, quiero plantearles una pregunta: ¿ustedes qué creen que es el amor? Era la parte interactiva de la clase.