Capítulo 163
No solo el auto de lujo, sino también las matrículas impresionantes de este vehículo eran algo que rara vez se veía en Solarena.
Sin embargo, el tintado de alta calidad en las ventanas permitía ver el exterior, pero no revelaba nada del interior.
Raquel no podía ver a Alberto dentro, pero sentía cómo esos ojos fríos y oscuros la observaban a ella y a Ramón.
¿Por qué de repente vino a buscarla?
Raquel miró a Ramón. —Ramón, es tarde, quiero regresar al dormitorio.
Ramón sonrió levemente. —Está bien, la próxima vez vengo a buscarte para jugar.
Ramón subió a su Ferrari, que rugió al arrancar y se alejó rápidamente.
Raquel se quedó en su lugar, observando cómo Ramón se alejaba, luego salió y se acercó al lujoso Rolls-Royce Phantom.
Abrió la puerta trasera y se subió al auto.
El Rolls-Royce Phantom avanzaba suavemente por la carretera. En el interior lujoso, la mano de Alberto, con sus huesos prominentes, descansaba sobre el volante. Las luces de neón de la noche se reflejab

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