Capítulo 208
Alberto ni siquiera sabía qué estaba esperando. De alguna manera, había fantaseado con que ella vendría.
—Después de que la señora entrara en la habitación del hospital, solo seguí sus órdenes, presidente, y encontré a una joven pura para que viniera.
Esa persona era Nahia.
El rostro de Alberto permanecía impasible. —Entendido.
Entró al baño y se duchó con agua fría.
El agua helada caía sobre su cabeza mientras cerraba sus ojos afilados y dejaba que el líquido recorriera su piel.
En su cuerpo quedaban varias marcas de arañazos, y en su hombro, una profunda mordida. Durante un instante, pensó que todas eran de Raquel.
Pero no.
La noche anterior no había sido más que un sueño.
Había tenido un sueño febril... uno en el que estaba con Raquel.
Pero ella nunca apareció.
Y él terminó acostándose con su compañera.
Alberto se frotó la piel con fuerza, como si pudiera borrar las huellas que habían quedado en su cuerpo.
Con un golpe seco, estrelló su puño contra la pared

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